Publicado en el diario Sur, el 16 de abril de 2008
En Zamora, los pasados días 4, 5, y 6 de Abril se ha celebrado el III Encuentro Nacional de Mujeres Cofrades, organizado por la Sección de Damas de la Soledad, cuya Presidenta es Rosa Nieto, quien tuvo la amabilidad de invitarme para informar al Congreso sobre la posición de la mujer en la Semana Santa malagueña.
En aquella ciudad solo existen seis cofradías mixtas; y solo una, de las que componen la Junta Pro Semana Santa, ha adaptado sus Estatutos al Código Canónico vigente. Las demás mantienen reglas que en muchos casos configuran las cofradías como “asociaciones de varones”, y por tanto impiden que las mujeres, no ya salgan en procesión, sino que ni tan siquiera las admiten como hermanas cofrades; llegando incluso una cofradía, a discriminar, en uno de sus actos oficiales, a la Sra. Alcaldesa de Zamora por el hecho de ser mujer, y motivando la protesta del colectivo cofrade femenino, materializada en un escrito de adhesión a la Edil, que el Encuentro ratificó.
En este marco tridentino, anacrónico en el siglo XXI, relatar la posición de la mujer cofrade malagueña suena a verdadera revolución. Afirmar, tal como hice, que la mujer en las cofradías malagueñas solo tiene ya los límites que ella misma se imponga o que la estructura social le permita –la doble jornada laboral, casa y trabajo fuera de ella, sigue estando vigente-, parecen ciencia ficción y un futuro que las cofrades zamoranas tienen todavía muy lejano.
Por ello, recogiendo las aspiraciones de muchas de ellas, junto a la Presidenta de la Asociación de Mujeres Cofrades de Cartagena, Mª Victoria Botí, pedimos la intervención del Sr. Obispo de la Diócesis, Don Gregorio Martínez Sacristán, para que ordenara a todas las cofradías adaptasen sus estatutos a las directrices Vaticanas con respecto a las mujeres.
En la Eucaristía de clausura, el sr. Obispo contestó en su homilía que no era partidario de “decretazos ni baculazos” y aunque estaba de acuerdo con las aspiraciones femeninas, la integración debería hacerse “poco a poco y sin enfrentamientos”. -El Codex vigente cambió en 1983, llevan exactamente 25 años esperando-
Desde Málaga, ciudad acostumbrada a Decretos -en el que mi propia Cofradía ha perdido su situación legal en la Iglesia de San Agustín, tiene una casa hermandad y unos estatutos no aprobados por la Asamblea de hermanos, y una dirección cofrade y situación general de endeudamiento y división, circunstancias todas ellas que devienen de un Decreto episcopal motivado por razones que aún hoy desconocemos, injusto y acaso ilegal por no oír previamente a las partes afectadas y si sólo a un reducido número de disidentes, pero que hemos tenido que acatar en base a lo recogido en la “Lumem Gentium” sobre la constitución jerárquica de la Iglesia- el que un tema tan fundamental como la discriminación de la mujer no sea suficientemente importante para promulgar un Decreto, nos deja cuanto menos perplejos, sobre todo porque la “Gaudium et Spes” es muy clara: “…toda clase de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, sea discriminación social o cultural, por razón de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión se han de alejar y superar como contrarias al plan de Dios”.
Pese al cúmulo de trabajo que pesa sobre la Conferencia Episcopal, y pese a que cada Pastor tiene derecho a dirigir su diócesis como crea conveniente, parece que serían oportunas unas normas mínimas y básicas que rigiesen para todas las cofradías españolas. El número de católicos que integran las mismas y sobre todo su presencia pública, masiva y mediática, aconsejarían un marco legal uniforme para todos y para todas.
Mientras tanto, seguiremos viendo decretos pos asuntos nimios de discrepancias, y no los veremos por aquellos que infringen la propia dignidad de la persona humana, en este caso de las mujeres.