martes, 8 de abril de 2008

Mujeres cofrades

La Opinión de Zamora /JUAN JESÚS RODERO. Martes 8 de abril de 2008

Este pasado fin de semana se ha celebrado en Zamora un Encuentro Nacional de Mujeres Cofrades, que ha estado muy bien organizado por la dinámica presidenta de la asociación local, Rosa Nieto, y que además de foros y mesas redondas, donde tratar su problemática, ha habido exposiciones, conciertos de música semanasantera y recepciones oficiales, lo que ha satisfecho a las aproximadamente ciento cincuenta participantes llegadas de diversos puntos del país.


Entre los varios temas tratados, por supuesto que el más importante, dada su actualidad, sobre todo en Zamora, ha sido el ingreso de mujeres en cofradías que hasta ahora siempre habían estado participadas únicamente por hombres, una situación que ya hace mucho que comenzó a romperse en toda España, en unos sitios más fácilmente y en otros con muchas dificultades, como es el caso zamorano sin ir más lejos. De hecho ha habido lugares, según se ha sabido en el Encuentro celebrado, en los que la inclusión de las mujeres cofrades se ha abierto sin la menor oposición ni disputa, pese al rigor de las tradiciones, como ha sucedido en Málaga y Cartagena, otros en los que así se ha dispuesto obligadamente por orden del Arzobispado, con Sevilla como ejemplo, y otros más en los que la incorporación ha sido paulatina y tranquila, sin mucha oposición, como en Valladolid.Precisamente lo ocurrido en Sevilla, donde el arzobispo, el vallisoletano Carlos Amigo, tuvo que abrir la puerta de las cofradías a las mujeres, fue reclamado en Zamora, curiosamente por parte de un hombre, el presidente del Silencio, Rufo Martínez de Paz, bien conocido y estimado en la ciudad, y apoyado por las damas cofrades. Pero, como parece lo más prudente y razonable, el obispo de la diócesis, Gregorio Martínez, con buen talante y hondo sentido de la fraternidad y la conciliación, descartó cualquier imposición eclesiástica en este sentido, llamando, desde su homilía en la Catedral, a la confraternización, a la igualdad, a la dignidad y al respeto a las personas para ir facilitando poco a poco, y sin confrontaciones, la integración femenina en las cofradías.Y es que la discriminación sufrida por las mujeres también es este ámbito religioso de las cofradías carece actualmente del menor sentido, por mucho que se ampare en estatutos y tradiciones, y además es, como bien se sabe, una batalla perdida, cuya resolución final es solo cosa de tiempo.

Más raro era pensar, hace décadas, en mujeres militares, o guardias civiles, por ejemplo, y ahí están, perfectamente encajadas en la tarea común y en la sociedad. Bueno sería comprenderlo y abrir todas las puertas a las mujeres, sin más pegas ni restricciones. Que, por cierto, en las conclusiones del Encuentro han puesto de manifiesto la necesidad de reforzar la implicación de las cofradías fuera de su participación en la Semana Santa, tanto en tareas de evangelización como de asistencia a cultos. Algo en lo que llevan años incidiendo los tres últimos obispos de Zamora.

Mesa redonda sobre la integración de la mujer en las Cofradías del siglo XXI

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